Cuando alguien se adueña de nuestra bici sin nuestro permiso, puede haber dos opciones: el robo o el hurto.
El robo es el apoderamiento ilegítimo de la bicicleta contra la voluntad del asegurado, mediante el empleo de la fuerza o de la violencia hacia el objeto o hacia el propio dueño. En estos casos, la bicicleta está bien protegida y es más complejo hacerse con ella.
El hurto por su parte, es un apoderamiento ilegítimo, donde no se emplea ni la fuerza ni la violencia. En estos casos, el dueño no ha tomado las precauciones necesarias, por lo que las aseguradoras aportarán una indemnización menor que la del robo –en caso de que aporten algo.