PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS
El Labrador Retriever es una de las razas más populares del mundo. Su gentileza, inteligencia y energía hacen de este perro el compañero ideal para cualquier tipo de familia.
Se trata de uno de los canes más dóciles, obedientes y talentosos que existen, siempre y cuando llevemos a cabo un buen adiestramiento.
La altura ideal a la cruz, según la Federación Cinológica Internacional (FCI), es en los machos entre 56 y 57 cm. y en las hembras entre 54 y 56 cm.
El peso varía según el sexo. En las hembras oscila entre 28 y 33 kg., y en los machos se sitúa en torno a los 42 kg.
El origen del Labrador Retriever proviene de la isla de Terranova, en Canadá. La ciudad más poblada de la isla se llama San Juan de Terranova, de dónde proviene más exactamente esta raza.
El antepasado del Labrador Retriever es el perro de aguas de San Juan, una raza del siglo XVI.
Los pescadores utilizaban perros de esta raza para la pesca, ya que eran animales a los que les gustaba el agua y podían arrastrar hasta la orilla redes llenas de peces debido a su gran resistencia.
Es un perro con diversas funciones y muy versátil, es tan válido para la caza como para la búsqueda y rescate de personas.
El Labrador Retriever es uno de los perros elegidos para formar parte de las brigadas caninas de la policía, además de ser por excelencia el perro guía, usado por fundaciones como la ONCE, para la ayuda de personas discapacitadas.
Se trata de un can muy ágil, que posee gran olfato y con buen temperamento
En cuanto al pelaje denso característico de la raza, son 3 las principales variedades de colores: el chocolate, el negro y el arena o dorado.
CUIDADOS BÁSICOS Y ALIMENTACIÓN
La alimentación debe ser a base pienso, uno bueno y equilibrado que tenga carne, controlando las dosis, dos veces al día. Se recomienda mojar el pienso para mejorar la digestión.
Después de cada comida los perros no deben hacer ejercicio ya que pueden tener problemas como la torsión de estómago. Debemos dejar que pasen un par de horas desde que come el can hasta que podemos trabajar con él.
Hay que tener cuidado con la alimentación y el ejercicio ya que estos perros tienden a engordar fácilmente.
En cuanto al ejercicio, el Labrador Retriever, como cualquier otro perro, necesita salir a correr unas dos o tres veces al día. Si no lo hace es posible que empiece a engordar debido a su tendencia.
El Labrador Retriever no suele tener grandes problemas de salud. Sin embargo, puede tener problemas hereditarios como son la displasia de cadera y de codo. Se deben hacer pruebas frecuentemente para detectar estos problemas cuanto antes, si no lo hacemos los síntomas pueden pasar inadvertidos al inicio y puede acabar en una artritis debilitante.
Otro problema que se podría destacar en esta raza es la atrofia progresiva de retina (PRA), que causa pérdida de visión.
El colapso inducido por ejercicio (EIC), es otro de los problemas genéticos del Labrador Retriever. Se trata de una enfermedad neuromuscular que afecta principalmente a esta raza y que puede llegar a producir una incapacidad motora total.
Para prevenir estas enfermedades es preciso realizar pruebas médicas de todas ellas, con el fin de evitar su desarrollo.
El pelaje del Labrador Retriever es corto, denso y liso. Requiere un cepillado casi diario para conseguir un manto sano y brillante.
En cuanto a la higiene, debemos bañar a este can una vez al mes aproximadamente.
Son perros aficionados al agua, por lo que si tenemos piscina o vivimos cerca de la playa disfrutarán mucho con cada baño.
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